Resumen
Este artículo analiza el papel que ejerce el evaluador en la evaluación del desempeño docente en dos instituciones oficiales. La investigación concluye que los evaluadores no contribuyen a mejorar la labor de los evaluados, pues carecen de principios éticos y no cumplen con los principios de confiabilidad, pertinencia y transparencia esperados. Una evaluación que favorezca el desarrollo del evaluado como persona y como profesional debe contar con un evaluador mejor capacitado y abra nuevos espacios de evaluación que superen el simple instrumento y la individualización del proceso evaluativo. Por lo tanto, la revisión de estos aspectos por parte de las autoridades competentes se constituye en una tarea urgente, a fin de mejorar tanto las competencias del evaluador como las características mismas del proceso evaluativo.
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